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Se ha comprobado científicamente que el comer lentamente es una de las estrategias para mantener un peso saludable. La mayoría de las personas comen demasiado rápido. Como resultado, ingieren muchas calorías antes de darse cuenta de que han comido lo suficiente.
Para que tu cerebro envíe señales de saciedad, toma aproximadamente 20 minutos desde el momento en que comienzas a comer. Comer lentamente le da al cerebro tiempo suficiente para activar la señal de que tu estómago está lleno. Sentirse lleno se traduce en comer menos.
Riesgos a la salud al comer rápido
- Aumento del Índice de Masa Corporal. Esta es la medida comúnmente utilizada para evaluar el riesgo de obesidad. Controlar la velocidad al comer es una estrategia para mantener o alcanzar un peso saludable y prevenir la obesidad. Comer rápido, a menudo contribuye a comer en exceso.
- Se ha vinculado con un efecto negativo sobre el metabolismo. Es decir, entre más rápido comes, más lento se vuelve tu metabolismo.
- Puede provocar enfermedades gastrointestinales como la gastritis.
- Aumenta el riesgo de elevar el azúcar sangre, un factor que predispone a enfermedades cardiovasculares y diabetes.
- La velocidad al comer se ha asociado también con la incidencia de síndrome metabólico.
- Puede provocar pico de glucosa y oscilaciones en los niveles de glucosa en sangre aumentando el riesgo para aterosclerosis.
- Está asociado con la enfermedad del hígado graso no alcohólico y la disfunción renal.
- La velocidad al comer está asociada con la presión arterial elevada.
- Se ha relacionado con el aumento de sustancias pro-inflamatorias, creando un ambiente de inflamación en nuestro cuerpo.
- Comer rápido duplica el riesgo de diabetes tipo 2, según algunos estudios.
Comer lentamente mejora en los humanos el efecto térmico de los alimentos (TEF, siglas en inglés). El TEF es la cantidad de energía o calorías necesarias para digerir y procesar los alimentos que consumimos. Este gasto de calorías representa aproximadamente el 10% de totas las calorías que gastamos diariamente. Varios estudios indican que comer lentamente se asocia con un aumento en el TEF y por ende en un mayor gasto calórico después de comer. Esto se traduce en menos calorías almacenadas en nuestro cuerpo.
En resumen, debes proponerte consumir tus comidas principales (desayuno, almuerzo y cena) en un tiempo no menor a 20 minutos. Un cambio de estilo de vida tan simple como comer despacio, influye en el riesgo de obesidad y de las condiciones de salud relacionadas al exceso de peso.
Referencias principales
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Van Hoang, D., Fukunaga, A., Nguyen, C. Q., Phuong Pham, T. T., et al. (2023). Eating Speed and Abdominal Adiposity in Middle-Aged Adults: A Cross-Sectional Study in Vietnam. BMC Public Health, 23(1):443. https://doi.org/10.1186/s12889-023-15328-0
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